La noticia que nadie quería dar. Los resultados que no queríamos ver. BlackBerry despedirá a 4.500 empleados.
El fin de una era. Los años dorados de BlackBerry ya pasaron, pero sus
números negros también. La histórica compañía que marcó una etapa en la
telefonía móvil se hunde. Así lo han reportado muchos medios que se hacen eco de la fatídica noticia. Lo
anticipamos ya anteayer, cuando apuntábamos a la posibilidad de que se despidiese al 40 % de la plantilla,
según Wall Street Journal. La crisis de BlackBerry ha tocado hueso, y
los que anhelamos que tenga una solución nos podemos ir haciendo a la
idea de que no tendrá lugar a corto plazo.
Las previsiones de ingresos para el último trimestre fiscal eran de
algo más de 3.000 millones de dólares. Muy por encima de los 1.600
millones que se han acabado ingresando. Esto ocurre en el contexto de
una empresa que busca comprador, impotente ante un
escenario en el que Windows Phone se posiciona cada vez más fuertemente
en ese tercer lugar que BlackBerry aspiraba a ocupar, y que ahora se va
alejando cada vez más. ¿Cómo se ha llegado a esto? Con
multitud de BlackBerrys teniendo un rendimiento decepcionante y
provocando la huida de los usuarios durante 2010 y 2011, con las sonadas
caídas mundiales del servicio, o con un BlackBerry 10 prometedor pero
que no convenció como se esperaba al grueso de los usuarios y que
tampoco tenía un apoyo de los desarrolladores lo suficientemente
importante.
La crisis de BlackBerry se acentúa de forma dramática: habrá 4.500 despidos, así como un gran recorte de gastos de hasta el 50 %, de aquí al año 2015.
¿Qué le queda ahora a BlackBerry? Muy probablemente,
aceptar su reconversión. Salir del mercado de hardware y centrarse en
su futuro como desarrolladora de software, que de hecho a día de hoy es
de lo mejor que tienen. El mejor ejemplo, BBM para Android y iOS,
que será lanzado mañana y pasado mañana, respectivamente. Y por
supuesto, servicios corporativos como BES. Pero es hora de enfrentarse a
la realidad: se acaba una era. Se cae un gigante. Nada volverá a ser como antes. Es triste y es duro, pero estaba escrito así.
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