Las cartas están echadas, pues esta corta campaña de 9
días llega este jueves a su fin, y aunque resultó ser atípica por lo
sobrevenida y breve, es una campaña al igual que todas: un juego de
estrategias para seducir a los votantes, que pasa por el balance de lo
que se ha hecho hasta ahora y por la promesa de futuro. Sin embargo, también se desarrolla en el terreno simbólico.
Lo llamativo de la campaña en Venezuela, a pesar de las diferencias,
las armas empleadas en la batalla simbólica acaban siendo de lo más
similares, por no decir las mismas: un autobús, una gorra tricolor y el libertador Simón Bolívar.
Lea a continuación el trabajo especial publicado por el diario británico BBC sobre los símbolos disputados en esta carrera presidencial rumbo al 14 de abril.
La campaña electoral en Venezuela, que llega a su fin este jueves, es -como todas- un juego de estrategias de seducción de los votantes que pasa por el balance de lo hecho hasta ahora y por la promesa de futuro. Sin embargo, también se desarrolla en el terreno de lo simbólico.
Si hay un lugar donde se enfrentan dos propuestas diametralmente distintas es la arena en la que se miden el socialismo bolivariano del presidente interino, Nicolás Maduro, con la moderación “social-brasileña” del postulante opositor, Henrique Capriles.
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Lo llamativo del caso es que, a pesar de las diferencias, las armas empleadas en la batalla simbólica acaban siendo de lo más similares, por no decir las mismas: un autobús, una gorra tricolor y el libertador Simón Bolívar.
El autobús
Uno de los problemas de imagen de Maduro podría derivar de sus años de ministro de Relaciones Exteriores y no de su pasado obrero, que más bien sería su fortaleza.
En la oposición se oyen críticas a alguien que “conoce mejor aeropuertos extranjeros que los barrios”. Durante su etapa de canciller, no era extraño ver a Maduro con un elegante traje y una corbata.
Con esa imagen, no es fácil presentarse como el candidato del pueblo que confronta a la opción “de los ricos”. Por eso, durante esta campaña ha tratado de reivindicar su orígenes como sindicalista en el Metro de Caracas, donde fue conductor del llamado Metrobús.
Así, en algunos de sus eventos ha aparecido al volante de un autobús: chofer de la revolución, casi literalmente.
En el caso de Capriles, ha invitando a los venezolanos a sumarse a su causa con el eslógan “subirse al autobús del progreso”.
En un intento por manejar el símbolo a su favor, Capriles ha acusado a Maduro de conducir su autobús en reversa.
Al igual que el aspirante oficialista, a Capriles también podría caberle un “pero” respecto a esto del autobús.
La gorra
Cabello hizo estas declaraciones ataviado con una gorra tricolor inspirada en los colores de la bandera venezolana, casi idéntica a la que en la campaña de 2012 se convirtió en la imagen de marca de Capriles.
Esa gorra era el símbolo que identificaba a los seguidores del líder opositor. Si se veía a un venezolano que la vestía, no cabía duda: era opositor. Tanto como chavista era aquel que iba vestido de rojo.
Desde el 4 de febrero pasado, el asunto no está tan claro. Ese día el oficialismo celebró el aniversario del fallido intento de golpe de Estado de Chávez, en 1992, incorporando el símbolo de la gorra tricolor.
La idea fue precisamente de Cabello, que acompañó a Chávez en la asonada cuando era teniente. El presidente de la Asamblea Nacional dijo estar recuperándola porque había sido utilizada originalmente por “Clase media en positivo”, una organización sociopolítica vinculada al chavismo.
Simón Bolívar
Si de alguna manera le gustaba definir su pensamiento, Chávez decía ser “bolivariano” además de socialista.
Le cambió el nombre al país para ponerle “República Bolivariana”, su revolución la bautizó como “bolivariana” y durante sus largos discursos hablaba constantemente de la vida y obra de El Libertador.
El chavismo asumió como propia la imagen de Bolívar, aunque basta conversar con opositores venezolanos de a pie para comprender que estos no renunciaron al derecho de invocar al más prominente prócer de su historia.
Así quedó demostrado cuando, en un golpe de efecto, la oposición bautizó su comando de campaña como “Comando Simón Bolívar” (el de Maduro se llama “Comando Hugo Chávez”).
En el oficialismo la indignación por ver el nombre en el lado opositor de un símbolo que consideran intrínsecamente suyo no se hizo esperar.
“Esta gorra es un símbolo desde hace mucho de la revolución bolivariana. Los únicos que aman esta bandera son los chavistas”
Hasta tal punto fue así que Jorge Rodríguez, jefe del comando de campaña Hugo Chávez, dijo que en realidad la oposición rendía honor a “Simón Bolívar Buckner Junior”, un coronel estadounidense que peleó en la Segunda Guerra Mundial y no a El Libertador.
“(Simón Bolívar Buckner Jr.) se ocupó de la defensa de Alaska y se distinguió por ser un gran racista (…) Él decía que hay que tratar de no tener soldados de color en sus tropas porque ‘si se mezclaban con los esquimales saldría la raza más fea del mundo’”, dijo Rodríguez.
“Esta gorra es un símbolo desde hace mucho de la revolución bolivariana. Los únicos que aman esta bandera son los chavistas, lo patriotas revolucionarios”, dijo Cabello en su momento.
Son casi idénticas. La oficialista luce un “4F” en un costado de la parte frontal y la opositora, o aparece totalmente limpia o luce alguno de los lemas de la campaña de Capriles de un lado.
El candidato antichavista respondió que no estaba dispuesto a dejar que se la arrebataran. Y en eso están: unos y otros vistiendo la misma gorra, para diferenciarse del adversario.
“Jamás en su vida ese señor se ha montado en un autobús, que diga cuántos autobuses tomó en su vida”, dijo el oficialista Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional.
Por Abraham Zamorano / BBC
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